viernes, 8 de octubre de 2010

A una semana del cuartelazo ecuatoriano


Pasaron varios días, y ahora ya en frío es momento de hacer algunas reflexiones y rever todo. Aquí una aproximación.


Lo primero es dejar en claro que fue un intento de golpe de Estado, por más que algún idiota quiera hacernos creer que fue sólo una huelga policial. ¿Desde cuándo una huelga toma canales estatales, ataca al Presidente con gas lacrimógeno y lo deja como rehen en un hospital?

No hay dudas de que detrás de esta intentona hubo sectores derechistas que organizaron todo. Más precisamente los relacionados al "dictócrata" Lucio Gutiérrez (aquel que por allá en el 2005 cesó a la Corte Suprema, se alió con el nefasto Bucaram, dijo que los ciudadanos que protestaban en su contra eran "forajidos", los mandó a reprimir con un saldo de varios muertos y después terminó exiliado en Brasil, EEUU y Perú haciendo propaganda derechista contra su país), y por ende relacionados con los sectores más derechistas de las Fuerzas Armadas y de Seguridad.

Más allá de todos los aciertos y desaciertos del gobierno de Correa, esto sin duda es un eslabón más de la innumerable cantidad de intentonas golpistas que han habido en los últimos años, algunas más exitosas que otras (02 en Venezuela, 04 en Haití, 08 en Bolivia, 09 en Ecuador, sin contar con las frecuentes amenazas en Paraguay, Nicaragua, Argentina y Ecuador mismo o los países antes nombrados). Los planes de las oligarquías locales y las multinacionales yanquis para acabar con estos procesos independentistas que se dan en el continente.

Por lo tanto, esto nos dio una lección importante: que los pueblos no van a soportar más estos atropellos; que la derecha sigue siendo implacable y que hay que seguir vigilándola; y que si tanto joden desde allá, será que algo bueno desde acá están haciendo.

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